jueves, 30 de julio de 2015

Braulio, el criado y asesino de Elena al no poder vencer su virtud

Ciego con guitarra
Ambientado en Valencia en el año mil seiscientos otro ejemplo horroroso de un crimen pasional donde no faltan los conocidos ingredientes de la poética de esta clase de pliegos, todo ello en un inverosímil y trasnochado discurso que mueve más a la risa que a otra cosa.

El pliego está editado en Barcelona por la conocida imprenta de Ignacio Estivill en 1849, taller al que dediqué una entrada que puede consultarse en el siguiente enlace:







Antonio Lorenzo

domingo, 26 de julio de 2015

Santos protectores y sanadores: san Liborio, abogado de los males de piedra y cólicos hepáticos


La llamada Leyenda Dorada o Áurea (compilación donde se recoge la vida de los santos) de Jacobo de la Vorágine (1230-1298), escrita a mediados del siglo XIII, fue repetidamente copiada, enmendada, resumida o ampliada en toda Europa y reeditada de forma ininterrumpida en letras de molde desde su primera impresión en Basilea en 1470.

Esta obra se tradujo rápidamente del latín a las lenguas vernáculas en todo el Occidente cristiano adaptándose a las necesidades de cada país e incorporando los santos locales como ejemplo de lectura edificante para sostener la piedad popular. Las numerosas ilustraciones de grabados que encabezaban los capítulos dedicados a la vida de los santos, añadían un elemento iconográfico representativo de los modelos de virtud de mártires y santos. La propagación de la lectura colectiva junto a los sermones en iglesias y conventos facilitaron e impulsaron su conocimiento popular.

El culto a los santos, como ejemplos de vida y mediadores entre Dios y los hombres, se propagó a través de las estampas populares debido a su facilidad para llegar a los sitios más apartados e impulsar la piedad de las gentes sencillas al poder disponer de ellas en sus casas por un módico precio.

La finalidad más evidente de las estampas, sobre todo a raíz de la Contrarreforma como propiciadora del culto a los santos y a las reliquias, es la propagación de la fe a lo que se añadían las indulgencias concedidas si se rezaba frente a ellas. Las estampas se pueden considerar también como elementos de cohesión social, si nos fijamos sobre todo en las cofradías y hermandades, en el sentido de focalizar e individualizar su culto a una determinada imagen considerada como la 'legítima o verdadera' frente a otras.

La estampa, considerada como fetiche o amuleto, ha servido durante siglos como refugio y consuelo frente a las desgracias y como elemento de confianza protectora.

La venta de estampas se convirtió en un recurso paralelo y lucrativo de los impresores populares de pliegos en su condición de estamperos populares. Si bien las advocaciones locales como la Virgen del Pilar, Guadalupe o Montserrat ya disfrutaban de una difusión consolidada, en los talleres de impresores populares no se descuidaron a los santos 'milagreros' como protectores de determinadas dolencias o enfermedades.

Dentro de la tipología de los grabados de imágenes devocionales, las estampas sueltas eran inmediatamente reconocibles por el público, a lo que se unían las imágenes de cultos locales promovidas y difundidas por el clero. Estas estampas, que podían adquirirse también a los vendedores ambulantes, solían ser pegadas en las paredes de las casas o llevadas en el pecho por su carácter protector.

Bajo la etiqueta de 'Santos protectores y sanadores', que han tenido o siguen teniendo cierto arraigo popular, dedico esta primera entrada a la figura de san Liborio. Dado el carácter meramente divulgativo de este blog no entraré en las distintas técnicas de grabados o estampación ni en detallados pormenores de la vida de sus protagonistas.

A san Liborio se le suele representar, junto a la mitra y báculo de obispo, junto a un libro sobre el que descansan unas piedras, puesto que se le considera 'abogado' de:

                                                Males de piedra, ijada y orina
                                                Cálculos en los riñones
                                                Cólicos hepáticos y nefríticos
                                                Próstata y vejiga
                                                Punzadas en el costado
                                                Retención de orina
                                                Enfermedades de la vesícula

Del taller de la familia de grabadores catalanes Abadal (siglo XVII)
El culto a san Liborio se contempla también en los llamados gozos o goigs propios del ámbito catalán y valenciano.



Antonio Lorenzo

sábado, 18 de julio de 2015

La boda de Juan Pichote con su esposa Moño al Trote

Velázquez - Retrato del bufón Juan de Calabazas (detalle)
Curioso pliego donde se nos narra por coplas de seguidillas la estrambótica boda de Juan Pichote con su prometida Moño al Trote junto a sus estrafalarios invitados, así como el portentoso embarazo de catorce meses y sus consecuencias.

La locución 'ser más tonto que Pichote', de interpretación similar a otras como 'ser más tonto que Abundio' o 'ser más tonto que Perico el de los palotes' o 'ser más tonto que el que asó la manteca', suelen ir asociadas a situaciones absurdas para expresar exageraciones como ser tan tonto que:

                    'cuando iba a vendimiar se llevaba uvas de postre'
                    'vendió los arcos para comprar flechas'
                    'vendió la moto para comprar gasolina'
                    'vendió los zapatos para comprarse los cordones'
                    'le hizo una zancadilla a los trenes'
                    'vendió su oreja porque la tenía repetida'

Se han propuesto, bien es cierto que con escaso éxito, diferentes interpretaciones sobre el origen de algunas de estas expresiones atribuyendo a personajes reales o imaginarios su simpleza o pocas luces. Nuestro Juan Pichote del pliego bien pudiera haber contribuido a fijar la expresión, o en su caso a reafirmarla, como ejemplo de personaje bobo y torpe.

La última copla tiene una clara marca de oralidad o de palabra hablada:

                                                  Mañana por las plazas
                                                  saldré unos ratos,
                                                  a vender los romances
                                                  tres por seis cuartos.

El pliego, del que conocemos otras ediciones, está impreso en Madrid (s.a.) por la Imprenta Universal.





Antonio Lorenzo