sábado, 2 de mayo de 2015

Nueva relación jocosa del alcalde


De la imprenta madrileña de Marés este pliego, fechado en 1846, donde se contiene la relación jocosa del nuevo alcalde y el desarrollo de un pintoresco programa de gobierno decidiendo los precios que han de aplicarse a distintos productos en una retahíla de eufemismos y dobles lecturas.





Antonio Lorenzo

domingo, 26 de abril de 2015

Crueles asesinatos de seis ladrones a la familia de un comerciante de Sevilla


De la imprenta murciana de Pedro Belda este pliego, fechado en 1857, donde se nos narran los crueles asesinatos cometidos a la familia de un comerciante de Sevilla por seis ladrones 'alucinados', según nos dice el papel.






Antonio Lorenzo

martes, 21 de abril de 2015

La preciosa habanera de 'Los Timplaos'

Las relación entre los pliegos de cordel y la zarzuela se encuentra aún poco estudiada a pesar de que la misma se nos muestra más estrecha de lo que a primera vista pueda parecernos. El pliego que reproduzco al final es deudor de un número de zarzuela que obtuvo un gran éxito a raíz de su estreno en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 29 de noviembre de 1901.

El libreto de la zarzuela Los Timplaos se debe a Eusebio Blasco y a Carlos Fernández Shaw y la música al compositor sevillano Gerónimo Giménez 1852-1923), maestro al que debemos partituras tan conocidas como La tempranica o El baile y las bodas de Luis Alonso.

La acción de la zarzuela, tal y como se señala en el libreto, se desarrolla en el Madrid de 1866, dos años entes de que triunfara el estallido revolucionario de 1868 (La Gloriosa) que acabaría con el derrocamiento del reinado de Isabel II e iniciando un convulso periodo conocido como el Sexenio Democrático

El éxito de la zarzuela fue enorme, sobre todo por lo original de su planteamiento al alejarse de los tópicos argumentos que  por entonces predominaban en el llamado género chico y planteaba, si bien de una forma caricaturesca y superficial, episodios no lejanos al imaginario colectivo de su público, a lo que se unía una inspirada música del maestro Giménez, donde uno de sus números, con tempo de habanera y cantada por tres ciegos alcanzó gran repercusión.

Tal fue el éxito de esta habanera que los avispados editores de pliegos no tardaron en editarla para venderla al gran público con coplas añadidas que no figuran en el libreto, pero que reflejan el tono satírico y burlón que adornaba la composición.

Añado la partitura:



El texto que se recoge en la habanera hace velada alusión a los pronunciamientos e intentos fallidos del general Prim por derrocar la institución monárquica de Isabel II y a su huida a Portugal el 20 de enero de 1866 tras el fracaso del pronunciamiento en Villarejo de Salvanés. Expulsado de Portugal pasó enseguida a Londres y después a París. La copla parece aludir a que Prim ya no se encontraba en Portugal y por tanto era de esperar que capitanease nuevos pronunciamientos, como así fue, hasta desembocar en el derrocamiento de la reina dos años más tarde.

Extraigo del libreto:
                                          Al gobierno le ha salido un grano
                                          y alguno se lo va a reventar.
                                          A Narváez le han puesto ventosas;
                                          don Juan Prim ya no está en Portugal.





Recojo de las publicaciones de la época algunos comentarios sobre el estreno de la obra, como estas dos páginas publicadas en Vida Galante y publicadas a la semana escasa del estreno.



Antes de dar paso al pliego recojo otros comentarios publicados en las gacetillas de la época.



Una vez contextualizado el pliego, editado en Madrid en la antigua imprenta universal, expongo sólo la segunda parte. Hay que suponer que la primera, que no he logrado localizar, recoge el texto de la habanera de la zarzuela mientras que la segunda introduce una serie de coplas que se cantarían con la melodía de la famosa composición.

Como dato curioso, al final del pliego se recoge el anuncio de unas clases de bandurria y laúd, tanto a señoras como a caballeros, por un tal Francisco Alenda, eso sí..., a precios módicos.



Antonio Lorenzo