domingo, 30 de noviembre de 2014

Lo que le sucedió a un carbonero cuya mujer le cambió las alforjas por los calzones de su amante


Divertida relación, impresa repetidas veces,  donde se achaca a las viejas el ser alcahuetas y enredadoras y expertas en utilizar todo tipo de tretas y astucias para engañar a unos y a otros.

Reproduzco algunas de las portadas del mismo pliego, impresas por diferentes imprentas, antes de ofrecerlo por entero.

Portada de la edición valenciana de Agustín Laborda (s.a)

Portada de la edición madrileña de la Imprenta Universal (s.a.)

Portada sin lugar de edición y sin año
Portada de la edición madrileña de Marés (1846)

De la Imprenta leridana de la C. [Casa] Corominas, sucesores de Buenaventura Corominas i Escaler (editor entre 1815 y 1841), al que sucedió su viuda (Teresa Terré i Palau) y posteriormente el hijo de ambos, Llorenç, quien la administró hasta 1890, este Nuevo y discreto romance, gracioso y divertido, sucedido, según el pliego, el 2 de enero de 1793.











Antonio Lorenzo

jueves, 27 de noviembre de 2014

El demonio de Alcira o el sacristán emplumado


Curioso pliego sobre El demonio de Alcira, del que ya dio noticias José Inzenga (1828-1891) precursor en la recogida del folklore musical en sus Cantos y bailes populares de España, editado por entregas y de forma completa en 1888. Su interés por la recogida de materiales tradicionales arranca en 1852 donde en su primeriza obra Corona musical de canciones populares españolas, ya inserta unas seguidillas armonizadas para canto y piano.

En 1854 el Ministerio de Fomento le otorgó una subvención para la recogida de material folklórico musical, que se traduciría en Ecos de España (1873) y en el reseñado Cantos y bailes de 1888.

Su concepción romántica del folklore musical le llevó a armonizar y acompañar con piano las melodías que recogía en su afán de popularizarlas y de que fuesen valoradas por la sociedad musical de su tiempo.

Pues bien, en el cuaderno dedicado a Valencia da noticia de unas canciones de tono burlesco que se entonan en las romerías y ferias valencianas, entre la que se encuentra precisamente el texto del pliego que reproduzco. La melodía que transcribe es la referida al Chiste del bodegoner, pero la considera aplicable al pliego que nos ocupa.

Extraigo el texto que incluye en su cancionero para que se pueda cotejar con el contenido en el pliego.


Portada de la reedición de 1938






El pliego, editado en Madrid por la imprenta Universal de F. Hernández, sin año, y con una extraña imagen ilustrativa que parece corresponder a otro asunto, desarrolla el conocido motivo folklórico del engaño a un sacristán por parte de un matrimonio y cómo le empluman a modo de demonio y es expuesto en la plaza en un arca. Confróntese este motivo con la entrada que dediqué a parecido asunto con el título De cómo los pretendientes atrapados son expuestos desnudos en un arca en la Plaza Mayor.







Antonio Lorenzo

sábado, 22 de noviembre de 2014

Bandos divertidísimos contra los borrachos y borrachas y gente aficionada al vino

Diego Velázquez - El triunfo de Baco o Los borrachos(1629)
Pliego editado por el impresor y estampero valenciano Agustín Laborda y Campo, cuya actividad impresora se desarrolló entre 1746 y 1774. Su labor fue continuada por su viuda (Vicenta Devis) a partir de 1780, según se desprende de los pies de imprenta donde aparece como Viuda de Agustín Laborda, quien editó hasta 1819, año probable de su fallecimiento, pues a partir de 1820 ya figura en las obras impresas el nombre de Hija de Agustín Laborda (María Teresa Laborda y Devis).

De la imprenta del padre estos divertidos bandos donde se detallan las multas que se deben satisfacer a la 'Borrachuna Junta', según sean hombres o mujeres, y aplicadas al 'tipo' de borrachera mostrada.





Antonio Lorenzo

domingo, 16 de noviembre de 2014

Prodigio que ha obrado Ntra. Sra. de Montserrat con una mujer a quien se le agarraron a sus pechos dos espantosas culebras


El pliego que reproduzco íntegramente al final desarrolla, más o menos, la siguiente historia: Ginesa, hija de un humilde labrador catalán y de carácter indómito se casa a los quince años con un mozo hacendado. Tanto ella como su madre coincidieron en dar a luz a un niño, con la mala fortuna de que el niño de Ginesa muere y el padre de la joven solicita a su hija que amamantara a su hermano recién nacido, ya que su madre se quedó sin leche. Ginesa rehúsa la petición de su padre con las siguientes palabras: 'No doy la leche a mi hermano, más que viva o más que muera, que primero yo mi leche a los demonios la diera'. Ante tan desconsiderada respuesta aparecieron por la noche dos demonios en figuras de culebras que se le agarraron a sus pechos durante seis días. Gracias a la invocación de su padre a la virgen de Montserrat ésta obró el milagro de liberarla de las culebras, y Ginesa, arrepentida por su acción, fue absuelta por el confesor y perdonada por su padre.

La relación más antigua de estos sucesos, que sepamos, sitúan estos hechos imaginarios en el municipio albaceteño de Alcaraz y cuya protagonista se llama Ana de Flores, frente al nombre de Ginesa de las relaciones posteriores. En esta relación, de la que reproduzco la portada, sólo aparece una culebra agarrada a uno de sus pechos mientras que en las impresiones posteriores ya aparecen las dos culebras agarradas cada una a cada pecho.


Breve relación que declara y da quenta de un caso maravilloso. Sucedió en la Ciudad de Alcaraz, tierra de la Mancha, con una muger maldiciente que, haviendo parido, ofreció muy de veras al maligno su pecho. Refíerese cómo se le apareció una espantosa culebra agarrándosele del pecho izquierdo. Declárançe las diligencias que hizieron y circunstancias que passaron para quitar aquella fiera y no pudieron lograr su intento. Lamentable sucesso, con que causó notable admiración. Sucedió martes postrero de março deste año de 1671.
Otra relación es la editada en Madrid por la conocida imprenta de Andrés de Sotos, sin año, con la siguiente cabecera:
Nueva relación en que da cuenta y declara de un admirable prodigio que ha obrado la Divina Magestad de Dios, nuestro señor, por intercesión de su Santísima Madre, nuestra señora de Guadalupe y los sagrados quatro Evangelios, con una mujer que, por haberse echado una maldición y no querer criar a un hermano suyo, permitió Dios que se agarrasen a los pechos dos demonios en figura de culebras, y por una devota rogativa y promesa que hizo su padre a la Virgen se vio libre con todas las demás circunstancias, que verán los lectores.
En este último caso ya aparecen las dos culebras y el milagro se produce gracias a la intervención de la virgen de Guadalupe, que es sustituida por Nuestra Señora de Montserrat en las relaciones posteriores, como veremos en el pliego.

Eco de estos sucesos en el Romancero de tradición oral

Los romances sobre este mismo tema que han llegado a nosotros por tradición oral gozan de una gran economía narrativa agilizando la trama, prescindiendo de elementos retóricos superfluos junto a una clara preferencia de los diálogos frente a las descripciones que enlentecen el desarrollo de los acontecimientos, aspectos y características reveladoras y propias de la transmisión oral.

Copio unos ejemplos recogidos en el Romancero vulgar y nuevo (edit. Flor Salazar), Fundación Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 1999. Da noticia de versiones de Lugo, Oviedo, Santander, León, Zamora, Salamanca, Burgos y Segovia.



La línea argumental de la historia se mantiene en todos los casos, salvo en pequeñas diferencias que no afectan a la trama. Pero aunque el desenlace final de la historia gire en torno al arrepentimiento la finalidad última es la ejemplaridad basada en el temor y en el castigo.

Tanto los pliegos como los romances son claro ejemplo del intento de atemorizar a los oyentes o lectores y de controlar severamente sus conciencias en línea con la mentalidad del espíritu barroco de la Contrarreforma.

Supersticiones y referentes iconográficos

Existe una arraigada creencia en los medios rurales, extendida por toda el área hispánica, de que las culebras son capaces de chupar la leche de las ovejas, vacas o cabras y que a la noche chupan la leche de las mujeres dormidas que amamantan a su hijo introduciendo su cola en la boca del bebé a modo de chupete para que el niño no llore.

Pueden consultarse relatos andaluces recogidos por tradición oral a través del siguiente enlace:


Posiblemente esta creencia tenga su origen en el hecho de que cuando las vacas u ovejas están pastando en el campo o en el establo, pueden pisar a una culebra y ésta trate de subir por una de las patas traseras como defensa. Al observar esto a cierta distancia, parecería que la culebra esta mamando o tratando de mamar de las ubres. Dicha creencia, abundantemente extendida en diversas culturas, es muy antigua y se asocia a la lujuria y a la postre al pecado original.

El supuesto de que las culebras o serpientes mamaban de los pechos de las mujeres también era aplicable a las madres que abandonaban o no daban de mamar a sus hijos, así como a las madres solteras que rechazaban amamantar a los huérfanos.

Esta vieja creencia ha inspirado Cayetano Ibarra Barroso estos sugerentes dibujos.





Reproduzco a continuación las portadas de otros pliegos de cordel con el mismo asunto y las mismas xilografías, si bien cambiadas de posición, editadas en Madrid por Marés en 1847 y por el editor granadino Mariano Sáez, sin año y como reimpresión.



La iconografía que puede observarse en determinados canecillos, capiteles o pórticos de los templos románicos muestran de forma alegórica serpientes o culebras succionando los pechos de las mujeres como recordatorio o advertencia sobre los castigos que conllevan los pecados de la carne y la lujuria, según se desprende en estos ejemplos.

Arquivolta de la iglesia de San Juan Bautista en Lekunberri (Navarra)
Pila bautismal de Rebanal de las Llantas (Palencia)

Sirvan estos pequeños apuntes para dar paso al pliego, editado en 1817 en Valladolid por la imprenta de Fernando Santarén, donde el demonio del grabado luce en una banda la advertencia de 'vengan a tomar por ejemplo'.





©Antonio Lorenzo


domingo, 9 de noviembre de 2014

El segador de Lorca [Romance de la bastarda y el segador]


La historia que desarrolla este pliego de cordel coincide en su trama, aunque con lógicas variantes, con la desarrollada en el conocido romance de La bastarda y el segador. Tanto en el pliego como en el romance los elementos comunes de la trama consisten en que una señora [dama de alcurnia, hija bastarda del emperador de Europa, del conde de Romanones o hasta del Padre Santo de Roma (sic)], quiere mantener relaciones sexuales con un hombre de oficio común (segador o jornalero) de cuya virilidad elemental queda prendada. El eje central descansa en el tema de la mujer insaciable sexualmente. Las claves interpretativas de muchas de las palabras, y por supuesto de sus dobles sentidos, suponen un conocimiento previo de los términos rurales que se utilizan.
Del romance La bastarda y el segador existen abundantes versiones diseminadas en una amplia área de difusión, pues se conocen versiones sefardíes, usadas como canción ritual de bodas o en la península como romance de arada o de siega de uso comunitario y acompañando el trabajo de esas labores. Del romance no se conocen versiones antiguas publicadas en viejos cancioneros, aunque el tema de la mujer seductora es común a romances como Gerineldo, La dama y el pastor, La adúltera del cebollero, El cestero la monja, El vendedor de nabos o La serrana de la Vera, entre otros, aunque también pueden hallarse reminiscencias eróticas en algunos textos de la antigua lírica de tipo tradicional.
Publico una sintética versión recogida por mí en el pueblo salmantino de Masueco, inédita hasta ahora, recogida a Ignacio Arroyo Labajos, de 62 años, el 22 de agosto de 1985 donde las connotaciones sexuales quedan en este caso claramente explícitas y manifiestas.
El presidente de Europa   tiene una hija muy guapa
que la quiere meter monja   y ella quiere ser casada.
Ha visto a un segador   que por su puerta pasaba;
gastaba manija de oro   y apuñadero de plata,
pantalón de terciopelo,   chaqueta de filigrana.
Ya le ha mandado llamar   por la criada de casa.
–¿Qué me quiere usté, señora,   qué me quiere que me llama?
–Yo quiero, buen segador,   que me siegue mi cebada.
–Y esa cebada, señora,   ¿dónde la tiene sembrada?
–No la tengo en altos montes,   ni tampoco en tierra llana,
que la tengo entre las piernas   tapadita con las bragas.
El segador no era torpe   y se la llevó a la cama.
A eso de la medianoche,   catorce polvos llevaban.
A la mañana siguiente   las campanas ya doblaban.
"¿Quién se ha muerto, quién se ha muerto?"   El segador de la llana.
No ha muerto de pulmonía   ni tampoco de costado,
que ha muerto de purgaciones   que en la llana le han pegado.
Muchas más versiones pueden consultarse a través del siguiente enlace:



Las metáforas agrícolas son un claro ejemplo del doble sentido sexual que se aprecia en todas las versiones. Es notoria la desigualdad social entre la dama (aunque sea hija bastarda y marcada negativamente por su nacimiento) con un segador de rango social netamente inferior. La mujer seductora que nos presentan estos romances, al igual que sucede en el pliego, contrasta con la imagen de la mujer modelo de virtud más común en el imaginario social del Romancero, aunque, como en este caso, este conjunto romancístico deja entrever una cierta transgresión de las normas sociales y morales vigentes, de lo que queda mucho por decir y estudiar en estos frágiles y efímeros soportes.

Las secuencias principales, tanto de las versiones romancísticas como la del pliego, pueden resumirse a muy grandes rasgos de la siguiente forma:
*  La dama (siempre de rango social superior) envía un mensaje amoroso al segador mediante una criada
*  El segador accede y acepta la petición amorosa entre desiguales
*  Encuentro amoroso del segador y la dama, antecedida de una suculenta y vigorizante cena.

*  Sospechas del padre o marido acalladas por las excusas de la dama
* El segador huye prometiendo o rehusando una falsa vuelta, o bien aceptando una retribución económica por el servicio prestado o acabando muriendo a causa del exceso amoroso o por haber contraído una enfermedad venérea.

Estas secuencias pueden aparecer, amplificarse o incluso no aparecer según sea la versión que manejemos, pero el tema principal de la mujer que seduce a un segador se mantiene en todas ellas como eje central.

Para observar la amplia difusión del tema creo de interés el reproducir una versión chilena editada por Dannemann, Manuel (Tipos humanos en la poesía folclórica chilena, Editorial Universitaria, 1995).





El pliego ha sido reeditado muchas veces y en él aparece una secuencia que no suele figurar en las versiones romancísticas, como es la sugerencia de la dama a que el segador se finja enfermo comprometiéndose a cuidarlo ante la pasividad del inocente marido.

Antes de reproducir el pliego por entero, publico algunas portadas del mismo tema de las usadas por diferentes impresores. Hay que hacer notar el uso de las mismas xilografías así como las curiosas figuras de las damas con abanico, mantilla o en actitud de implorar que los impresores creyeron convenientes como herramienta de atracción para ilustrar sus pliegos.

Edición madrileña de Marés de 1846


Edición madrileña de Marés de 1856


Edición cordobesa de García Rodríguez

Reproduzco el pliego editado en Logroño por la imprenta de Ruiz y reimpreso en Zaragoza por Ramón León en 1840.






Antonio Lorenzo